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A 60 años del triunfo de la Revolución cubana: Atilio Boron (Argentina)

Panel realizado en el Palacio de Convenciones, durante la celebración de la IV Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo.

30 de enero de 2019

Gracias Abel, buenos días a todos y todas. Yo voy a leer unas pocas cositas. Contrariamente a mi vocación natural que es no leer pero tuve un pequeño problema, había hecho unas notas, guías, pero tengo algunos amigos que me siguen por todas partes y entonces me hicieron desaparecer el Office de un viaje y me quedé prácticamente sin nada. Pude recuperar algún material pero ya no me dio tiempo de volver a construir lo anterior pero creo que esto se adapta perfectamente porque habla perfectamente de ese enorme legado de Fidel y dice así:

Cuando Fidel falleció la canalla mediática de todo el mundo dijo “La muerte se llevó a Fidel”. Pero sabemos que no fue así porque fue el Comandante quien eligió el día de su muerte, la muerte no vino a buscarlo, fue Fidel quien la citó para ese día, el 25 de noviembre, ni uno antes, ni uno después.

Acá ya se ha hablado mucho de la minuciosidad de la cuidadosa relojería institucional que guiaba todos los pasos del Fidel en su proyecto revolucionario que no voy a ahondar en eso.
Pero lo cierto es que cuando Fidel cumplió los 90 años le anticipó a Evo Morales y a Nicolás Maduro y cito: “hasta aquí llego, ahora les toca a ustedes seguir camino”.

Pero Fidel continuó su marcha un corto trecho más, aferrándose a la vida por unos meses hasta el momento preciso en que había citado a la muerte para que ella con respetuosa puntualidad lo viniera a buscar, ni un día antes, ni un día después. ¿Qué es lo que me lleva a pensar así? El hecho de que en cada una de las cosas que Fidel hizo desde su juventud siempre se preocupó por transmitir un mensaje revolucionario. La referencia simbólica de Revolución lo acompañó toda su vida, fue un maestro consumado en el arte de aludirla en todo momento pronunciando vibrantes discursos, escribiendo miles de notas y artículos o simplemente con su gesto. Sobrevivió milagrosamente al asalto al Moncada y ahí ¿habrá sido casualidad? Fidel aparece frente a sus jueces justito debajo del cuadro de Martí, el autor intelectual del Moncada, eso no pudo ser casualidad, a Fidel no se le escapaba que ese cuadro estaba ahí y ahí lo fotografían y ya todos conocen esa bella foto. ¿Quién podría creer que ese fue un hecho casual? Es cierto la muerte fue a buscarlo infinidades de veces en la vida, pero nunca lo encontró. Burló a los esbirros de Batista que lo buscaron en México, sobrevivió a más de 600 atentados planeados por la CIA, pero Fidel todavía no la había llamado a ella y la muerte atenta esperó a que él lo hiciera. Un hombre como Fidel apasionado por la precisión a punto de ligar con la exactitud, como se dijo acá muy bien era de temerarios iniciar una conversación con Fidel sin estar muy, muy bien documentados del tema que se iba a hablar. Un hombre como él, entonces no podía haber dejado librada al azar nada menos que su paso a la inmortalidad. Revolucionario integral, quería que la recordación de su muerte no fuese solo un homenaje a su persona. Prohibió terminantemente, sabemos todos que se designara con su nombre plazas, paseos, avenidas, cualquier cosa.

Por eso le ordenó a la muerte que lo viniera a buscar justo el mismo día en que 60 años antes hacía deslizar río abajo sin encender los motores el Granma para iniciar con su travesía la segunda y definitiva fase de su lucha contra la tiranía de Batista. Nada de eso fue casual, Fidel quería que de esa manera, la fecha de su deceso se asociase a un hito inolvidable de la historia de la Revolución cubana. Que al recordarlo, las siguientes generaciones recordasen también que la razón de su vida fue hacer la Revolución y que el Granma simboliza como pocos su legado revolucionario.

Conociéndolo como lo conocí, con la enorme sensibilidad histórica que él tenía jamás habría dejado que un gesto como este, el recuerdo de la Epopeya del Granma quedase librado al azar. Fidel nunca dejó nada librado al azar. Siempre planificó todo muy concienzudamente. En más de una ocasión dijo “Dios no existe, pero está en los detalles”. Y en línea con esa actitud el detalle de la coincidencia de su muerte con la partida del Granma no podía pasar inadvertido en una mente tan lúcida como la de Fidel. Tan lúcida hasta los últimos días de su vida como muy bien se dijo acá. No podía pasar inadvertida en su mirada de águila que veía más lejos y más hondo que cualquiera que nosotros. Además su sentido del tiempo era afinadísimo, como era su pasión por la puntualidad, un gesto permanente de Fidel en las reuniones, en las vísperas de las reuniones era mirar así, con mucho detenimiento el reloj. Iniciar en el momento exacto en que se marcaba la hora ahí teníamos que estar, en el Palacio de Convenciones, en varios eventos.

¿Cómo iba a dejar él, que la fecha de su muerte ocurriese en cualquier día y sepultase en el olvido la partida del Granma y el inicio de la Revolución cubana? Fidel quiso que cada año al homenajear su figura se recordase el heroico comienzo de la Revolución en aquel 25 de noviembre de 1956 junto a Raúl, el Che, Camilo, Ramiro, Almeida y tantos otros. Fidel citó a la muerte y esta que siempre respeta los grandes de verdad, vino a recogerlo puntualmente, no se atrevió a desafiar su mandato y sus médicos tampoco, a los cuales estoy seguro, los estoy viendo a Fidel en ese momento les advirtió que ni se les ocurriera aplicarle medicina alguna que estropeara su plan, que su muerte ocurriera antes o después de lo que él había dispuesto. Nadie debía intervenir a su voluntad de hacer de su propia muerte como había hecho el resto de su vida, su último gran acto revolucionario, lo planificó con la minuciosidad de siempre con esa pasión por los detalles y la puntualidad con que hizo cada una de sus intervenciones revolucionarias. Por eso siempre lo recordaremos como un Prometeo continental que aborda el Granma para arrebatarle la llama sagrada a los dioses del imperio que predicaban la pasividad y la sumisión, para que con esa llama sagrada los pueblos de nuestra América encendieran el fuego de la Revolución y abrieran una nueva etapa en la historia universal.

Fidel es de alguna manera justamente esa notable reencarnación del Quijote, ese amante de las utopías realizables que vivía para cito: “soñar el sueño imposible, luchar contra el enemigo imposible, correr donde los valientes no se atrevieron a alcanzar la estrella inalcanzable”.

Ese es mi destino, hoy más que nunca seguiremos por ese camino que nos señalara el Comandante, nada más. Muchas gracias

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